La ermita románica de San Fagún de Los Barrios de Bureba
Una de los edificios románicos más curiosos de Burgos está en La Bureba, concretamente en el municipio de Los Barrios de Bureba. Se trata de la ermita romántica de San Fagún, que en realidad no llega ni a media ermita románica. Lo que se conserva hoy en día del edificio es sólo su cabecera, que se ha cerrado por la parte interior con un muro. Por este motivo resulta ser un edificio singular que llama la atención cuando se pasa por la carretera que va de Brivisecas a Oña.
La ermita románica de San Fagún fue construida durante el siglo XII y está protegida como Bien de Interés Cultural. En el exterior se puede leer en una inscripción que data su fecha de edificación “En la era de 1219 comenzaste a existir gracias a Dios”. Los historiadores fechan que esto indica que alo de la construcción fue el 1181 d.C. Está dedicada a San Facundo y antiguamente era la iglesia parroquial de uno de los barrios a los que hace referencia el nombre del pueblo.
Lo que queda del temple es el ábside elevado sobre un pequeño podio, y sobre el ábside una esbelta espadaña. El abside consta de cinco tramos; el central delimitado por dos haces de tres columnas cada uno, y los laterales por contrafuertes. Solamente se abrieron dos ventanas, una en el tramo recto y otra en el central. Tienen forma de arco de medio punto, sujetado por dos columnas con capiteles vegetales. La ventana del tramo central está decorada en su interior por dos originales arcos polilobulados que manifiestan influencias islámicas. Unos sencillos canecillos, en los que predominan los dobles y los triples modillones, decoran el tejado. A su vez, el ábside está dividido en dos cuerpos, separados entre sí por una imposta que lo recorre a la altura de las ventanas. La espadaña restaurada consta de cuatro vanos, dos arriba y dos abajo, y está construida sobre el arco triunfal.
Junto a la ermita románica de San Fagún de Los Barrios de Bureba se puede observar una colección de maquinas del campo que han sido sujetadas con cemento al suelo. Esta muestra de elementos del pasado son una visita etnográfica interesante, pero distan bastante de ser un museo.